lunes, 21 de marzo de 2011

Despertar a la vida

Abrió la puerta de la calle y sintió que el sol azotaba sus ojos. Le resultó molesto y con su mano lo quitó de su vista y comenzó a caminar. Había despertado esperando "esa" señal. 

Al cabo de unas cuadras se sintió molesta porque un niño se le había acercado y, con las manos y cara sucias con tierra, le había ofrecido una flor que había cortado del jardín. Ella, obviamente, lo ignoró y siguió caminando pues estaba buscando "esa" señal.

Llegó a una plaza y se sentó en un banco. Su ceño estaba fruncido desde que amaneció, y su mirada perdida buscando la señal. Estaba muy metida en sus pensamientos. De pronto, los pájaros que se encontraban en el árbol que le daba sombra comenzaron a cantar, lo que para ella resultó una irritante melodía. No soportando ese sonido atroz que los pájaros emitían y que no le permitían concentrarse, se paró y junto con su irritación emprendió una nueva caminata.

Cruzando una esquina, se cruzó con un hombre muy anciano que avanzaba con paso muy lento ayudado por su bastón de madera clara. El viejecito al pasar cerca de la mujer la miró, pero ella, asqueada por "la actitud babosa del viejo" que le sonreía, lo miró con desprecio y siguió su camino en busca de la bendita señal.

Llevaba horas caminando la incrédula muchacha y, al encontrarse cansada de caminar sin destino fijo, decidió sentarse en el cordón de una vereda. Estaba exhausta, su malhumor se intensificaba con cada segundo que transcurría. Miró al horizonte y se encontró con que el sol se estaba ocultando y que el cielo se comenzaba a pintar de mil colores. Esto la fastidió aún más ya que pensó que era terrible que ya estuviera haciéndose de noche y ella no hubiera encontrado la maldita señal.

Emprendió el regreso a casa, y cuando le quedaban unas pocas cuadras para llegar, su celular comenzó a sonar  y al sacarlo de su bolsillo descubrió que era su madre. Quejosamente la atendió, pues no había tenido un buen día. Su madre, a pesar del dolor que le causaba que su hija se enojara por haberse preocupado por ella, le dijo que la esperaba con la cena a lo que la joven respondió cortando la llamada. 

Llegó a la puerta de su hogar y las luces de toda la ciudad se apagaron. No lo podía creer, sentía que nada peor le podía ocurrir. Gracias a la luz intensa de la luna logró descubrir la llave de la entrada y, enceguecida por su terquedad, entró a su hogar sin saludar a nadie y se encerró en su habitación a oscuras. 

Encontrándose allí, la luz volvió. Acostada en su cama, comenzó a pensar por qué no había encontrado la señal. Su enojo se transformó en una gran angustia. Una lágrima espesa y dolorosa comenzó a rodar por su mejilla izquierda. Cuando el primer sollozo se escapó de su boca, un ángel apareció en su habitación. Esto resultó algo sorprendente pero no asustó a la chica. Luego de contemplar al ángel durante algunos segundos, recién concibió sonreír, y le dijo: - ¡Yo sabía que Dios me mandaría la señal que le pedía! 

El ángel, algo apenado, le respondió: - Querida, yo no soy la señal que esperaste todo el día. Soy el ángel encargado de llevar a las personas ante Dios cuando han muerto. Vengo a buscarte. 

La mujercita de bellas facciones comenzó a llorar desconsoladamente. No comprendía por qué Dios le pedía ahora ir junto a él, si ella era joven y aún le quedaba mucho por vivir. Sin embargo, no puso resistencia, y abandonando su cuerpo, acompañó al ángel a la presencia de Dios.

Cuando Éste la vio llegar, le sonrió dulcemente, se acercó al Alma y la contuvo en sus brazos. El Alma joven le dijo a Dios: - Padre, por qué me has llamado ahora. Yo te pedí una señal en la que me demostraras que valía la pena vivir y nunca llegó, y encima me traes a esta corta edad junto a ti.-E insistiendo dolorosamente volvió a preguntar- ¡¿Por qué?!

Dios estaba preparado para esta pregunta y con todo su cariño la posó en una nube cercana y le dijo: -Querida hija, hoy te envié para ti cientos de señales para que descubrieras la belleza de la vida. Te di un sol radiante al amanecer, para que tu día fuese iluminado. Quise darte una flor especial, una que acababa de abrir su capullo, y le pedí a uno de mis preferidos, un niño, que te la regalase por mí, pero no quisiste aceptarla. Te quise regalar un tesoro muy preciado que guardo para ocasiones especiales, y le pedí a un anciano que te ofreciese su sonrisa para contagiar tu día de alegría, pero le diste vuelta la cara. En ese momento pensé que algo que podría llamarte la atención serían los pájaros, y les compuse la más bella melodía para que la cantaran junto a ti, pero te alejaste. Y ahí decidí hacer una pintura perfecta para ti, en el más grande de los lienzos que poseo, el cielo, pero sólo encontraste oscuridad en esos miles de colores que utilicé. Notaba que tu rostro cada segundo estaba más triste y hasta parecías defraudada; entonces, advertí a tu madre de tu ausencia  en el hogar. Creí que el amor de tu madre iba a hacerte entender lo maravilloso de vivir, pero tú no quisiste escucharla. Me sentí abatido, pues veía en tu carita el reclamo de una señal para poder continuar y por ello decidí hacer algo grande por ti. Apagué una a una todas las luces de la ciudad, dejándola de esa manera sólo iluminada por el centelleante brillo de la Luna Nueva que coloqué sólo para ti en lo alto del cielo, junto con el espectáculo de estrellas fugaces que dibujaban en el firmamento un corazón para simbolizar mi amor hacia ti, pero volviste a cerrarme la puerta. Es por ello, que al darme cuenta que había fallado por no poder darte razones para vivir, te traje a mi lado pues lo que hacías no era vivir, sino dejar transcurrir los días, las personas, los paisajes, los gestos.

Muy apenada por descubrirse tan ciega en la tierra, ella miró a Dios y con sus ojos transparentes le mostró el arrepentimiento de su corazón. El Todopoderoso le sonrió y dijo: -Sí, tienes otra oportunidad. Vuelve a tu cuerpo, pero esta vez, vive la vida. 

Ya no le fue difícil sonreír y disfrutar cada cosa, pues ahora sospechaba que todas eran “señales”. 

3 comentarios:

  1. Sinceramente, hermoso, Flor...te felicito!!! Escribiste de una manera muy tierna, sencilla y cuánta razón hay en el contenido...

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  2. ¡Muchas gracias Sol! En verdad disfruto la escritura sencilla, a veces la palabrería hace perder la esencia de las pequeñas cosas, a eso apunto. ¡Besos!

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  3. "Señales",muchas veces nosotros le pedimos señales a Dios para sentir que nuestra vida tiene un sentido,un propósito.Me pregunto qué clase de señal es la que esperamos?¿Dios no puede bajarnos un auto 0km si eso es lo que queremos para darle un "sentido" a nuestra existencia.Pienso que Dios no está en las grandes cosas,ni en lo artificioso;sino en los "detalles".Hablo de todas esas pequeñas cosas q no percibimos porque estamos acostumbrados a lo exuberante, a lo vano.No valoramos el hecho de poder abrir los ojos a la mañana, ver el sol, darle un beso a nuestra mdre,respirar.Dios no da,nos regala tanto y nosotros no lo percibimos...Cuál será esa señal?
    Florencia me gustó mucho tu escrito,me hizo pensar muchas cosas en las que uno conmunmente no piensa...Palabras suaves,potentes y justas.Muy bueno!

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