jueves, 22 de noviembre de 2012

Caos en Mendoza



Me encontré en medio de aquella extraña situación sin saber cómo reaccionar; lo único que se me ocurrió fue seguir a la mayoría, ellos seguramente sabían por qué hacían lo que hacían. Empujado por la muchedumbre, también yo corrí hacia mi auto, que vaya a saber Dios dónde lo había estacionado. Luego de unos instantes de desesperante ansiedad y de girar sobre mí mismo, sentí que estaba atrapado. Estaba en el medio del caos. Los autos comenzaron a despejar el estacionamiento y yo a desesperarme por mi mala memoria. Finalmente, en la quinta fila pude distinguir que detrás del auto gris que emprendía una fugaz marcha, estaba mi pequeño vehículo esperándome impasible. Acelerado, me puse en marcha y manejé atolondradamente hacia el departamento. Nunca me detuve a pensar por qué lo hacía, simplemente huí tras el imaginario colectivo de la gente del lugar; llevaba dos días y medio aquí, no podía pretender estar al corriente de estas situaciones en tan poco tiempo.

Ya en mi territorio, me puse más reflexivo y, mientras fumaba en la ventana, comencé a pensar en esa gota que cayó sobre mi nariz al tiempo en que vislumbraba que el cielo estaba distinto y que la gente comenzaba a actuar extraño. Me abstraje un momento en el paisaje que tenía desde ese tercer piso: las calles vacías, las ventanas cerradas; ni un alma transitaba esas veredas. No lograba comprender totalmente lo que había pasado y no me atrevería a preguntar, si existiera esa posibilidad.

Esta situación me dejó un poco perturbado por algunos días. Lo que más me llamaba la atención es que, luego del hecho, nadie hablaba de otra cosa.  Diarios y noticieros locales pasaron un día entero hablando de esta noticia. Los cronistas se apostaron desde temprano en las calles para tomar testimonio de los posibles testigos u opiniones de los transeúntes chismosos. Si alguien hubiera visto mi cara de desconcierto creo que se habría burlado un buen rato.

Pasaron algunos meses y olvidé por completo todo lo sucedido esa mañana de abril. De a poco comencé a conocer a la gente y a adaptarme a esta hermosa ciudad. Recorrí sus calles, algún día distraído tropecé con sus acequias, conocí su gente, tomé sus vinos: me sentí parte de ellos. Pero esta sensación se convertiría en un hecho.

En noviembre salimos a comer con unos amigos del trabajo y, como el lugar quedaba cerca de mi depto., decidí ir caminando. Y fue esa noche cuando volví a recordar mis primeros días cuyanos y esa extraña historia volvió a asaltarme. No fueron más de diez minutos los que estuvimos en el restó porque un estrepitoso ruido nos cubrió y alteró los nervios de todos los que estábamos allí reunidos. Las excusas comenzaron a brotar y en cinco minutos me encontré solo en la mesa. Pagué la cuenta y, sin comprender totalmente lo que había pasado, salí del lugar.

Comencé a caminar y, nuevamente, una gota cayó sobre mi nariz. De repente, una desesperación atroz invadió mis nervios e instintivamente comencé a correr. Sentía que me atrapaba. Eran miles las que bombardeaban mi cabeza. El peso de mi ropa era mayor y más me desesperaba la idea de no llegar a casa. Faltaban metros para llegar al edificio, cuando me detuve en seco. Parado bajo el agua, comprendí. Avancé lentamente los últimos pasos que me quedaban hasta la puerta; perplejo por mi hallazgo, entré y me pregunté: ¿Por qué será que le tememos a la lluvia? Y sin hallar respuesta, me acerqué a la ventana y contemplé sin asombro las calles vacías, espejo de una ciudad apabullada por las tormentas, ciudad a la que hoy pertenecía completamente. 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

RESURGIR

Ya veo caer el cielo a pedazos
han logrado esquivar un trozo mis brazos.
Se cae mi cielo, se encienden los lazos,
la vida persiste sin el cielo raso.

Se caen los muros de mis pensamientos
se rompen los ídolos y viejos recuerdos;
se cae hoy el mundo, se rompen relojes
se crean los sueños, se sueñan colores.

Ya veo caer el cielo a pedazos
he logrado dejar opiniones de lado.
Cae hoy mi orgullo, mi sombra y prejuicio,
lo que no resiste cae a un precipicio.

Persisten palabras, sonrisas, miradas,
amigos, camaradas, familias sin murallas.
Persiste el Amor, entre tanta gente,
persiste la Vida, frente a tanta muerte. 


lunes, 12 de noviembre de 2012

Miradas

Para todos los que formaron parte de el retiro misionero 
del Grupo R.E.D.E.S.

En estos ojos veo las voces de los que callan,
de los que hablan sin decir nada,
de los que claman.

En otros ojos veo palabras jamás habladas
de esas personas que nunca paran,
que no descansan.

Pero en aquellos, en su mirada
yo veo a Cristo que llena el alma.
En ellos veo más que su alma,
el alma oculta de quien no trama.

Y en unos ojos, verde esperanza,
hoy veo a un niño que se descalza;
en su mirada demuestra zarza:
hoy me descubro en Tierra Santa.

Yo no me animo a decir nada
solo me pierdo en sus miradas.
Tal vez no entiendan estas palabras
pero mi mundo hoy se desarma.

He visto a Cristo en una lágrima.
He visto al Niño en sus miradas. 




jueves, 1 de noviembre de 2012

Y un día las historias se encontraron.


Y un día las historias se encontraron.

Ella se desprendió de un árbol. Su vestido y cabello flamearon como en un sueño. El viento acompañó su quieto transmutar. Permaneció allí, junto a su reflejo, mirando a lo lejos lo que el día traerá. 

En el alba, aparece él,  con su nariz como una larga línea recta, con su andar sospechoso, con su sonrisa siniestra; como hace días, luce otra vez su chaqueta de cuero y sus cabellos negros y desparejos. Se detiene al costado de la ruta.  Sobre él, la luz de aquel faro se vuelve a oscurecer; se apaga y se prende como “Luna y Ñac”.

Sin espacios, sin un tiempo, se encontraron en el centro; uno protagonista, otro su alter ego.

De repente, un ángel de la guarda con sus alas deshilachadas por tantas vidas salvadas, atraviesa la manzana desteñida con sus blancos marfiles dientes;  y  un sonriente señor ciego daba vida entre sus manos a una espléndida escultura. Y aquella, la ojerona mujer que se apura hacia el trabajo, ciega, ignora por completo la belleza de la lluvia.

Y un día las historias se encontraron.

En el café de mi barrio, al cruzar la pasarela. Flotando en las hojas verdes de aquella primavera.

De pronto, las flores se marchitaron. Los pétalos se confundieron con diademas y se fueron a vestir a una princesa. 

Y tan súbita como la muerte, nacieron mil y una noches, se enredaron acertijos e historias a jirones.

Y ese día tan deseado, jamás fue recordado: el día que un borrador, en su cajón encerrado, dio paso a una nueva historia de historias que se encontraron.

lunes, 15 de octubre de 2012

Naturaleza de a dos.


Desde las entrañas de mi tierra
siento gruñir mi esencia
y vos atravesás capa a capa
cada uno de mis sueños.
Dejo correr mis lágrimas
que destraban mis deseos;
dejo correr mi alma
que te sigue con recelo.
Te siento a ti como lluvia,
como tornado, como un trueno.
Te siento a ti como nube,
como suspiro, como en un cuento.
Braman por doquier mis ansias;
brotan como flores tus recuerdos.
Derrapa sobre mí tu calma
y vuelvo a renacer de nuevo.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

El vivir: si de sufrir se trata.


Desempolvando algunos escritos que tenía guardados, encontré este y me pareció bueno compartirlo. Los invito a reflexionar un rato. 


El sufrimiento. Sentimiento que azota el alma y no permite a la persona que lo padece avanzar en su vida. El sufrimiento es un dolor particular, provocado y prolongado a lo largo del tiempo. 

Ser una persona que ha sufrido o sufre no es algo emocionante, algo que uno ande contando todos los días ni que se ponga en el currículum, pero que nos pasa y, de vez en cuando, la herida sangra fuera de nuestro escondite y las demás personas perciben ese dolor que tal vez nos está matando pero que ocultamos con el efectivo maquillaje de una sonrisa. 

Sufrir es algo de lo que nadie está excento, pero algunos son "privilegiados" con el "don del dolor". Hay un sufrimiento verdadero, ese que no te deja respirar, que te oprime el pecho y por más que dejes fluir las lágrimas desde tu corazón, esa angustia de la que viene acompañado el dolor no se pasa con nada. 

Si alguien me preguntase si he sufrido, respondería: por suerte, sí.

Día a día nos pasan miles de cosas. Hay días en que quisiéramos que el día no empezase; otros en que preferiríamos ser tragados por la tierra y otros, simplemente no existir. Pero de qué valdría una vida sin obstáculos. La vida está formada por el sufrimiento, es más, nacemos traumáticamente dejando nuestro "universo" cómodo y seguro para meternos en uno en el que debemos aprender todo. La vida del hombre está marcada por el dolor, porque sin él, el hombre no crece, no avanza, se estanca en un punto mediocre de la vida y no descubre lo que hay fuera de la burbuja de cristal en la que habita. 

La vida me ha regalado el "don del dolor" y lo he aceptado agradecida. Cada golpe que me ha dado me ha enseñado algo nuevo, algo que hacer o no, es decir, me ha enseñado lo que es vivir. Sufrir es una etapa del crecimiento, la otra etapa la conforma el otro tipo de experiencias que tenemos y que nos permiten completar este ciclo vital con éxito. En esa otra etapa están los aspectos positivos previos y/o posteriores al sufrimiento. Si nos quedamos con el simple dolor del corazón, la persona no puede ver más allá de lo que hay detrás del árbol y descubrir lo generosa que ha sido la vida al darle "eso" que lo hace, hizo o hará feliz. 

He descubierto que todos los días tengo la posibilidad de sufrir, pero también tengo la oportunidad de cerrar los ojos, respirar y buscar dentro de mi alma lo que me hace bien para poder valorar esas pequeñas cosas de la vida. Por suerte, tengo un regalo de Dios muy presente. El remedio que me dio para que el sufrimiento fuese un condimento más de la vida porque el plato principal es otra cosa. Me dio la "AMISTAD", que es ese gran DON que nos permite sufrir con una verdadera sonrisa en la cara, que nos quita el dolor con un abrazo, que nos regala el brillo de los ojos con una payasada, que me hace ver que cada día vale la pena ser vivido y festejado, porque el tener a esa/s personas a mi lado hace que valore más aquella hoja otoñal que despide el árbol, los paisajes del mundo, el peso de la sinceridad a cada momento, etc.

Si el sufrir me permite valorar cada día más lo maravilloso de la vida, ojalá todos tengamos algo por lo que sufrir, así algún día vamos a encontrarnos con muchos sufrimientos, pero con mayores gozos guardados en el corazón.

El fracaso



Les comparto este pequeño texto que escribí hace ya algún tiempo y que fue publicado por primera vez en la página de un querido amigo. Espero que lo disfruten y, como siempre les digo, puedan dejar sus impresiones o comentarios. 

Generalmente las personas tendemos a esquivar esta palabra que tan dura suena a nuestros oídos, y tan agria a nuestra boca. El "fracaso" es un resultado adverso al esperado, es una caída, un suceso penoso que nos produce cierta angustia y nos baja la autoestima. El fracaso es ese gran miedo que muchas veces nos frena y nos pone trabas en nuestras vidas. Vivimos evitando el fracaso, y cuando este nos alcanza la angustia es inevitable y el sentimiento de frustración es enorme. Nos invade un desgano general, nos llenamos de pensamientos negativos y creemos que, por este fracaso, el resto ya no tiene valor. Pero esta es una concepción pesimista sobre el fracaso y, realmente, no se está teniendo en cuenta el aspecto más importante del mismo: fracaso es sinónimo de humanidad.

Fracaso es sinónimo de "humanidad" porque estamos concebidos como seres capaces de equivocarnos, predispuestos al error y totalmente destinados a fracasar para poder ser exitosos. Fracasar es cometer un error inopinado ("Que sucede sin haber pensado en ello, o sin esperarlo." - RAE) pues, a nadie le gusta ni espera fracasar porque en nuestra mente lo correcto es acertar y lograr el éxito, pero no hay peor fracaso en la vida que considerar que lo más importante de la vida es el éxito en todo. Ustedes creerán que mi pensamiento es bastante mediocre, pero si piensan eso es porque su pensamiento es tan mediocre como el mío y no logran vislumbrar en mis palabras el sentido que estas connotan. Al esperar que siempre la empresa que se desarrolla resulte exitosa podemos fracasar en los aspectos más pequeños de nuestra vida porque la atención va a estar sentada en "ese éxito potenciado" y no en lo que resulta contexto de ese éxito, que si se logra va a llevar a una felicidad plena.

Cuando vivimos estamos destinados al éxito, pero con la condición de saber que ese éxito está constituido con aciertos y errores. Estos componentes son los "ingredientes" de la vida, y son necesarios ambos para que ella resulte "exquisita". Fracasar en algo no es el fin, sino el comienzo; es una caída al suelo, pero no al abismo. Fracasar es abrir el abanico a otra oportunidad, es cerrar una circunstancia y abrir una nueva, que va a estar enriquecida por la experiencia anterior; el fracaso implica un desacierto pero también la oportunidad de comenzar de nuevo, tal vez no con lo mismo pero si algo que nos permita llegar a un nuevo objetivo.

Si sentimos que hemos fracasado en algo, eso quiere decir:
* que hemos tenido la oportunidad de equivocarnos, teniendo también la opción de salir triunfantes;
* que hemos elegido algo, sin importar si fue lo mejor o no;
* que corrimos un riesgo, teniendo en cuenta que el resultado podía ser adverso;
* que nos tiramos a un abismo porque valía la pena ( o al menos eso creíamos) teniendo mil posibilidades de que suceda o no lo que quieres;
* simplemente, que hemos vivido.

Lo que me proponía al escribir esto, era que realicemos una reflexión sobre lo que es un "fracaso" en nuestras vidas, para que esta palabra ya no resulte un peso al decirla sino una posibilidad, que en todo caso nos permitirá crecer. Aceptar esta "derrota" es asimismo, aceptar un nuevo reto: el de seguir adelante. Tal vez no te guste perder una partida en la vida, pero cuando esto suceda debes saber que un día nublado también es hermoso. Cuando el "fracaso" te adormezca, despertate a la vida y mirá a tu alrededor, tal vez descubras que la vida te ofrece la oportunidad de oír ese pájaro que está cantando en el árbol, ver la sonrisa que un niño puede regalarte, sentir el verdadero valor de un abrazo. Hay miles de cosas que hacen de la vida el mejor lugar, solo que hay que aprender a reconocer la belleza de los momentos desafortunados y valorar los momentos enriquecedores de ésta.

“Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.” (Samuel Beckett) Nunca olvides que la dicha más grande de esta vida, es la de haber vivido plenamente. Triunfando o no, pero siempre teniendo presente que el universo va más allá de ti y que este mundo siempre encuentra la manera de llenar tu vida. No te encierres en un objetivo, ábrelo al resto de las cosas y cuando el universo entero y tus objetivos estén en comunión, la vida te va a resultar la más maravillosa experiencia existente, porque vas a comprender que siempre hay una razón para sonreír.

"FRACASO NO SIGNIFICA QUE DIOS NOS HA ABANDONADO... ¡significa que Dios tiene una mejor idea para nosotros!"  (Anónimo)

viernes, 24 de agosto de 2012

Se busca

¿A dónde vas, esperanza?
¿A qué lugares viajás?
Adonde te encuentro ahora
se nota, nunca faltás.

Te encuentro entre cuatro muros
que gritan por libertad.
Te encuentro entre cuatro vientos
que gritan por igualdad.

¿A dónde vas, esperanza?
¿A dónde vas a brillar?
Acá se nota tu paso,
por acá solés descansar.

Te encuentro sujeto al cielo
y a lo profundo del hondo mar.
Te encuentro abrazando al hombre 
que lucha por un ideal.

¿A dónde fuiste, esperanza?
¿A dónde escondida estás?
Te busco por los pasillos
pero lejos te has ido ya.

No estás en el sufrimiento
del que por amor mortal,
perdón no puede tener
por quien lo dejó sin amar. 

¿A dónde, esperanza, a dónde?
¿A dónde te encontrarán 
los que creen que el mundo 
nunca podrá cambiar?

Te pido, esperanza amiga, 
que mandes una señal:
en el rozar de un cariño,
en la mirada cristal
para volver a la vida, 
al que se ha olvidado de amar. 

jueves, 2 de agosto de 2012

Sensaciones de invierno

Siento en mis labios el sabor de la vida
la pureza de los aires que refresca mis sentidos
la esencia de la vida que se escurre ante mis ojos.

Siento la tibieza de la tierra que camino
la ternura del cielo
el silencio del olvido.

Siento las caricias del sonido
el clamor de las aves
el amor de un río.

Siento el exquisito murmullo
del amigo que te escucha
de la escucha a un amigo.

Siento en el alma tantas cosas
la nostalgia de algún tiempo
la alegría de que vivo.

martes, 24 de julio de 2012

La nocturnidad amiga

Para  quienes iluminan mi cielo, fragmentos mendocinos y sureños...


Me sentí en un tiempo como una ciudad
que todas las estrellas no puede contar.
Uno se instala, ve un trozo de cielo
porque su propio brillo le opaca el resto.
Tan solo fragmentos del cielo veía,
tuve que viajar lejos para descubrir
que en campo abierto el cielo es sin fin.


Si cada vida es una y mil constelaciones,
mira al cielo y ve, lo que no ven millones.




Andando en el camino con mi soledad,
me tomo un respiro para observar
pues en mi cielo ya puedo contar
todos los amigos que en mi vida están. 




Conocí lugares donde las estrellas
tienen forma, brillo y dejan estelas
que nunca imaginé verme absorta en ellas.
La ciudad se viste de sonrisas deslumbronas,
que roban silencios, palabras y versos.
Aparecen fugaces, se hacen recuerdo
y la vida es distinta, cambió mi cielo.


En otras ciudades, permanente están, 
aquellos cometas que al pendiente están.
Mirando de nuevo este cielo cada vez más lleno
de nuevos luceros, estrellas y más, 
descubro la importancia de los que no están, 
de los que vinieron y de los que vendrán. 









viernes, 4 de mayo de 2012

Spleen sureño


Esplendorosa y majestuosa,
joven y suntuosa,
cariñosa y cordial.
Te soñé con más luces,
con más vida y amor.
Te soñé con otros ojos
y con otro corazón.

Pero es que la distancia
me opaca la visión
de esta espléndida conquista
del sur que me llamó.

Tranquila y silenciosa,
oculta y cercana.
Me levanto como en casa,
me recuesto como extraña.

Es la distancia fiel compañera
de la nostalgia que derriba corazas.
Distancia, que aniquilas mi esperanza
y acrecientas los deseos del regreso.
Es la distancia la que hoy nos separa
y que no repara en la fuerza del amor.
Ay! Si el alma fuese inmune
al dolor de la distancia.


Y en esta noche de ruidosas hojas
dejo fluir mi pluma
para llorar por la distancia
que de angustia me invadió.

lunes, 5 de marzo de 2012

La visita


Para los misioneros


Vos, recordás mi nombre;
yo, recuerdo ese día
en que desconocía
que estabas entrando en mi vida.

Yo, recordé tu rostro
y recordé tu sonrisa.
Vos te acordaste de algo
que te leí en la visita.

Y me abriste tu alma,
yo, te entregué el alma mía
y de esa unión amorosa
hoy escribo una poesía.

Mis manos estaban vacías
y vos me abrazaste cual niña:
mi corazón dilatado,
renovó sus energías.

Algún mensaje o secreto:
con tesoros yo me iba
y anhelaba el regreso
porque ahí encuentro la vida.

Es ese Cristo que habita
en tu cuerpo y en tu cielo
que visito cuando llego
y palmeo en tu encuentro.

Vos me esperás con mates
yo te busco con sueños
de que este encuentro fraterno
sea de agrado al del Reino.

Mucho mate y tortafrita,
charla, vida y oración:
¡Qué mayor bendición
que juntarnos en su honor!


domingo, 26 de febrero de 2012

GARABATOS

Para  mi compañero de ruta
en  esta carretera en hora pico.


Esta diestra se desnuda por la inercia
ejercida por la fuerza que me empuja,
tan incontrolable y poderosamente
que no puedo evitar ser translúcida.


Alzo mis dedos inconstantes 
y abordo en la frenética cordura
para luego volar sobre las rocas
que protegen lo más frágil de mi sombra.


Las palabras ya brotan como gotas
en lluvia torrencial o en mar creciente;
y la inspiración tan solo me concede
algunos garabatos como forma.


Como un cielo tachonado de estrellas
o las risueñas e indefinidas nubes.
Como las resecas y verdosas hojas
o como vuelo alborotado de gaviotas.


Garabatos,
como imagen, como copia,
como fiel fotografía de tu boca.
Garabatos, 
como simples medios productores
de aquello que es abstracto y es eterno.
Garabatos 
que escriben y describen
existencia, mirada y luz propia.


Al amar no hay palabras suficientes
para resumir lo que el amor provoca. 
Esa sensación de inmensidad tan fuerte, 
esa inmortalidad que es imponente. 


Garabatos 
tan sólo son posibles
si se quiere ser preciso en estas cosas.
Garabatos 
hoy se esbozan en mi boca
pa' contarles que de amor estoy yo loca. 

viernes, 6 de enero de 2012

Epifanía vital

Los dedos entumecidos y fríos no me permiten bruscos movimientos manuales y la palidez que colorea mi rostro no me permite más que hundirme en la tristeza de la agonía. El tiempo se ha llevado la hermosura, la gracia y la calidez. El tiempo, ese ingrato se me escurre entre los huesos aquietando el corazón hasta detenerlo. El tiempo, ese frenético, acelerado, fanático de lo fugaz, me atrapó entre sus finas agujas y comenzó a marearme para que un día cualquiera me detuviera frente a un espejo a contemplar una borrosa vejez. ¿Cuántos ríos han surcado mi rostro? ¿Cuántas nubes nevaron mi copa? El suelo se desliza suavemente bajo mis pies y los objetos parecen haberse sobredimensionado en distancia. ¿Cuándo fue la última vez que alguien me dirigió una mirada de deseo? Ya no es tan sencillo y mecánico respirar, ahora hay que acordarse de ello. ¿En qué momento se dañó el depósito de mis recuerdos? ¿Acaso la golondrina que cantó tantas primaveras ahora se posa en otra ventana? ¿Y es que los soles renacientes sólo resurgirán para otros? Los ojos ya son grises porque comienzan a ver más allá de la vida, más allá… He vuelto a ser una niña malcriada, ahora deben servirme, ahora deben cuidarme, ahora deben mimarme, pero con los beneficios de la madurez. Y de repente hay una luz, un sol radiante al que puedo elevar mis ojos sin ser cegada, un sol que recién hoy puedo descubrir. Siempre escuché que era radiante, sin embargo nadie me comentó que la Verdad no producía sombras cuando está en su punto extremo. ¡Dichosa de mí que he llegado a ver! La dicha que el conocer me otorga no me la otorgó el poder correr un colectivo, el poder bailar toda una noche…me la otorgó vivir, ya bien, ya mal, me la otorgó y es mía. Feliz de mí que hoy puedo mostrar naturalmente mis implantes dentales, puedo sonreír porque la vida es bella, razón más que justificada para ser feliz. Es este el camino de regreso, el eterno retorno, el esplendor de la vida en el que uno se descubre cuando el tiempo se acaba. Si alguien me viera elevarme en este momento comprendería, comprendería que aún hay tiempo, ya no para mí, pero hay tiempo…ese maldito tirano descorre ahora su sentido profundo: que la vida es ocurrir, es transcurrir, no es omitir sino sentir, es compartir y dividir, es amar…es amor. Y ya a unos pasos de terminar el camino puedo sentir que mi sueño más preciado en este mundo es revivir.