lunes, 5 de marzo de 2012

La visita


Para los misioneros


Vos, recordás mi nombre;
yo, recuerdo ese día
en que desconocía
que estabas entrando en mi vida.

Yo, recordé tu rostro
y recordé tu sonrisa.
Vos te acordaste de algo
que te leí en la visita.

Y me abriste tu alma,
yo, te entregué el alma mía
y de esa unión amorosa
hoy escribo una poesía.

Mis manos estaban vacías
y vos me abrazaste cual niña:
mi corazón dilatado,
renovó sus energías.

Algún mensaje o secreto:
con tesoros yo me iba
y anhelaba el regreso
porque ahí encuentro la vida.

Es ese Cristo que habita
en tu cuerpo y en tu cielo
que visito cuando llego
y palmeo en tu encuentro.

Vos me esperás con mates
yo te busco con sueños
de que este encuentro fraterno
sea de agrado al del Reino.

Mucho mate y tortafrita,
charla, vida y oración:
¡Qué mayor bendición
que juntarnos en su honor!